miércoles, 22 de febrero de 2012

LUZ EN LA OSCURIDAD...


LUZ EN LA OSCURIDAD…
La luz siempre triunfa sobre la oscuridad. La vieja Axerquia moruna se convierte cada año en un Getsemaní en la Córdoba cristiana. El drama pasionista se inicia en la vieja casa grande de los hijos del Poverello de Asís. Todo tiene un principio y todo tiene un final. El principio lleno de luces tenues, oscuras. Premonitorias de un drama de sangre y pasión que finalmente se convierte en un triunfo de la luz sobre todas las cosas. Y sobre ellas la muerte. También vencida por la luz.
A tiro de piedra de sus discípulos. Alejado de ellos, el hijo de Dios hecho hombre entra en oración con el padre. Pide la redención del drama, pero finalmente lo acepta para redimir nuestros pecados, nuestras inmundicias, nuestras perversiones y nuestra falta de humanidad. Es el papel del Elegido. Pagar con su sangre y su vida nuestras faltas.
El barrio de San Francisco y su entorno se convierten cada año en un huerto premonitorio de muerte y drama. Desde su llegada, desde la capital del viejo reino de Granada, la imagen de Nuestro Padre de la Oración en el Huerto es punto de partida en la Semana más grande de todas las semanas. Resignación, inquietud, obediencia en su rostro. Su mirada implorante al Dios Padre es espejo de la aceptación de nuestra Redención. Sus manos crispadas se convierten en manos acogedoras de nuestra miseria. Por eso cada año los naranjos de la cercana calle de la Feria se convierten en centenarios olivos de esta Jerusalén de Occidente. Su cuesta pina en camino al Cedrón y el sonoro crepitar del agua de su fuente nos revive las acequias del huerto de Getsemaní.
Un año más la luz vencerá a la oscuridad y la vida pisara a la muerte. El cartel que nos anuncia la Semana Santa de este blog cofrade, es un reflejo de lo que acontece cada año. El Getsemaní cordobés, una vez más, es la antesala de la Pasión y un canto gráfico del vencimiento de la luz sobre la tenebrosa oscuridad.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

IONE

Cuando se es niño, los recuerdos quedan marcados fuertemente en la memoria. Han transcurrido muchos años, pero parece que sucede cada día en que la lluvia se hace presente en Semana Santa. Jueves Santo, aún vivíamos en el viejo caserón, hoy desaparecido, de la calle Encarnación en la colación de Santa María la Mayor. El cielo estaba gris, las hojas de la arboleda del patio se movían al son de un molesto viento. Todo presumía que la jornada se vería deslucida por la lluvia. En aquellos tiempos, el Nazareno aún no procesionaba y a la Sagrada Cena le quedaban muchos años para constituirse y hacerlo. Todo era añejo, decimonónico, pero con mucho sabor. Toreria desde San Cayetano, Caridad de San Francisco, Esparraguero del Marrubial y la Señora Angustiada en San Pablo. Aquella noche todo quedo en la nada, la lluvia se hizo presente. El empedrado del patio comenzó a brillar al igual que las hojas verdes de la arboleda. En la salita el brasero de picón y un olor a café recién hecho se hicieron presentes. Unos platos de pestiños y roscos, fritos la noche anterior, acompañaban la tarde. La abuela puso el viejo aparato de radio. Quería escuchar el Sermón de las Siete Palabras. Entre una y otra, una marcha. Solemne, fúnebre, trágica y a la vez tan bella que mi mente logró retener. Con el tiempo conocí su nombre, Ione. Hoy cuando la escucho tras de algún palio, me viene a la memoria aquella lejana tarde de Jueves Santo. También la asocio con el agua, no se por qué. De hecho cuando algún día la lluvia aparece, es la que pongo en el equipo de música viendo pasar desde mi atalaya privilegiada, a la gente con paraguas abiertos de par en par.

lunes, 15 de septiembre de 2008

AZAHARES DE NISAN

El mundo de las cofradías me apasiona desde niño. Sin lugar a dudas la influencia familiar tiene algo que ver. Por parte paterna, mi abuela integraba la nómina de la hermandad de Animas y mi padre, antiguo alumno salesiano, la del Calvario aunque como es lógico sentía especial simpatía por la del Prendimiento. Cofradía que iba para Santa Cena pero que se quedó en Prendimiento por falta de presupuesto.
Mi adolescencia entre los azahares de la calle la Feria también tienen que tener su influjo. Para mí, tanto como la influencia familiar. Y es que el cofrade cordobés con un poco de sensibilidad sabe que esa calle tiene en Nisán un hechizo único. Por ello a partir de hoy y desde esta modesta tribuna, me uniré a cantar todo lo que tenga interés en el panorama cofrade cordobés.